Una de las principales características del universo de Warcraft es el feroz conflicto entre la Horda y la Alianza. El odio es duro de matar, y el odio entre estos dos viejos enemigos es prfundo y primario. Esta es la razón por la que las partidas jugador contra jugador han sido siempre una marca distíntiva en el diseño de World of Warcraft: la guerra entre la Alianza y la Horda no ha terminado.
En la batalla por Azeroth, algunos territorios se han transformado en los puntos focales del conflicto entre Horda y Alianza. Los campos de batalla representan emplazamientos clave en los que el conflicto ha derivado en una guerra abierta. Cada uno de ellos supone un entorno y un desafío diferente, y la victoria no se consigue sólo por el número de efectivos, sino a través de la estrategia, de la habilidad y de la persistencia.